sábado, 13 de febrero de 2010

Capítulo 3

La charla con el director fue corta pero productiva. Conseguí sacar a Lúa de allí, pero debía llevarle primero con Raúl, para asegurarse de que no me lo estaba inventando. Cuando llegamos a la sala Lúa y mi hermano estaban, ambos levantados, con una mano en el metacrilato, haciendo coincidir sus manos. Lamenté entrar en ese momento. Estaban llorando. Cuando entramos mi hermano se secó las lágrimas rapidamente. A Lúa se le iluminó la cara al ver al director:

-¿Ves como Raúl existe? ¡No me lo intenté!

-Tienes razón, Lúa, pero nosotros no éramos los que te teníamos que creer, sino tu madre.

- Y ahora, ¿me puedo ir?

- Ya no hay nada que te obligue a estar aquí.

Lúa empezó a dar saltos por toda la habitación. El director se acercó a nosotros, medio riéndose al ver a Lúa. Pero cambió la cara cuando habló con nosotros.

- Lúa se encuentra bien, pero estar aquí encerrada tantos años no le ha hecho bien. No hay ningún problema con que salga, solo os pido que tengáis un poco de paciencia con ella.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Capítulo 2

Dudó un instante; se fijo en la mochila y comprobó que iba en serio. Se levantó del taburete y fue a su habitación. Mientras se preparaba yo escribí una nota a nuestros padres para que no se preocuparan, al menos, no tanto:

Queridos papá y mamá:

Ha llegado una carta de Lúa y vamos a buscarla. No os preocupéis por nosotros, estaremos bien.
Cuando volvamos os explicaremos todo. Ha surgido algo y es muy URGENTE.
Con cariño
Raúl y Sara

La pegué con un imán en la nevera; allí seguro que la veían.

Cuando Raúl hubo terminado, cogimos el coche dirección Madrid. Había unas tres horas de viaje, y, como ya era tarde decidimos pasar allí la noche e ir al día siguiente a buscarla.

Cuando llegamos a Madrid eran las nueve. Buscamos un hotel normalillo donde pasar la noche, y después fuimos a cenar. Volvimos al hotel y hablamos durante gran parte de la noche. Compartir habitación con tu hermano a veces no es muy agradable, pero otras te ayudan a desahogarte. Y esa noche Raúl fue un gran apoyo para mí. No podía dormir, porque me sentía culpable por no ir a buscar a Lúa. Lo único que hice fue ocultárselo a Raúl. Lúa se pensaría que ya no le importaba. Soy una persona horrible…

Al día siguiente amaneció lloviendo. Nos levantamos pronto, desayunamos en silencio, pagamos el hotel y miramos una y otra vez un mapa. Cuando encontramos la calle en la que estaba en el hospital psiquiátrico, cogimos el coche y nos dirigimos hacia allí. No nos costo mucho encontrarlo. Una vez dentro hablamos con el celador, que nos llevó a una sala separada con un cristal, como si fuera la cárcel. Raúl se sentó en una silla, y yo me quede detrás, apoyándome en su hombro. En el otro lado del cristal había otra silla. La puerta de ese lado se abrió y pareció Lúa escoltada por dos personas que se quedaron en la puerta. Estaba cambiadísima; muy pálida y con el pelo todo revuelto. Si no llega a ser por sus inconfundibles ojos azules no sé si la hubiésemos reconocido. Al vernos sonrió, se acerco a la silla y se sentó.
- ¡Hola! – dijo Lúa con tono infantil – Os he echado mucho de menos. ¿Leísteis mi carta?
Lúa se cayó al ver a mi hermano, babizbajo. La expresión de su car cambió.
- Lo siento. – dijo dirigiéndose a Raúl – debí habértelo dicho. Me imagino lo preocupado que habrás estado. – dijo con tono de culpa.
- ¡¿Preocupado?! – dijo mi hermano en un tono superior al que lo debía haber hecho. Se dio cuenta y se corrigió – Cómo iba a estar preocupado si pensaba que estabas es Londres.
- ¿En Londres? ¿Y que iba yo a hacer en Londres?
- Nada, déjalo – me apresure a decir – Ya te lo explicaremos. Ahora debemos sacarte de aquí.
- ¿En serio? ¡Ay, gracias! – Yo asentí
- Voy a hablar con el director, os dejo solos – les dije. Creo que era justo dejarles un poco de intimidad.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Capítulo 1

El otro día llegó una carta de mi amiga Lúa, la novia de mi hermano. Estaba en un hospital psiquiátrico porque nadie la creía. Mi hermano no lo sabía; se creía que estaba estudiando en Londres, pero al leer la carta… No me la dejo ver hasta que la leyó él. Vino a mi habitación, me la enseñó y me pidió explicaciones…

Esta es la carta:

Querido Raúl:

Es preciosa la primavera, ¿verdad? Los pájaros cantan, las flores hacen relucir sus hermosos colores… todo es perfecto……… ¿Todo?

Yo conocí a un pájaro muy bonito, que cantaba una melodía muy triste, porque estaba solito. Ahora el pajarito ya no está, pero hay otros que también cantan… y su piar es también triste. ¿Allí donde tú estás también están tristes los pajaritos? ¿Y hay flores? Aquí hay muchas, pero no puedo salir a la calle; no me dejan… Odio este sitio. Todo es…. tan blanco. No hay colores. ¿Allí donde tú estás hay colores?

El otro día vino mi madre a verme; me dijo que te habías ido a un sitio muy bonito. Yo también me quiero ir, odio este sitio, no hay colores, pero parece todavía no estoy preparada. ¡Pero algún día lo estaré! Cuando se fue mi madre se lo conté a mi amiga Sofía, la de la habitación de al lado. Me dijo que te habías muerto y yo me puse muy triste porque no quería que te murieras. Además me lo hubieras dicho, ¿verdad?

El medico me ha dicho que voy mejorando, que ya estoy casi curada, pero yo no le creo. Antes de venir aquí sabía muchas cosas, pero ya no me acuerdo de casi nada. Pero me acuerdo de ti, de todo lo que hemos vivido juntos. Mi madre nunca me creyó cuando le decía que estábamos juntos y no se creía que me regalases tantas cosa; se pensaba que las compraba yo… por eso me trajo aquí.

Estos 2 años aquí han sido muy tristes. El día más feliz de mi vida fue cuando llegué a nuestra clase de la facultad, y te vi allí, sentado en tu silla, mirando por la ventana, aburrido. Me acerque a ti y te salude entusiasmadamente, como si te conociese de toda la vida, pero ni te conocía. Desde aquel día estuvimos siempre juntos. Tu nombre iba siempre seguido del mío. Pero mi madre nunca me creyó… por eso me trajo aquí.

Os echo de menos a ti y a tu hermana. ¿Qué tal está? Siento mucho no haberme despedido, pero y fue demasiado duro despedirme de tu hermana como para hacerlo de ti. Lamento no haberte escrito antes, pero es que hasta ahora no me han dejado; es más, se creen que estoy escribiendo a mi madre. Lo siento... Prometo recompensártelo cuando salga, si salgo.

Ya no puedo escribir más, el tiempo se acaba. Espero que te llegué la carta y que me sepas perdonar

Siempre tuya,

Lúa.


La carta de Lúa era preciosa. Terminé de leer la carta. Miré a mi hermano; estaba llorando. No era la primera vez que le veía en ese estado: últimamente lo hacía muy a menudo. No sabía qué hacer.
- Lo siento de veras. Creí que era lo mejor – dije en un susurro
- Tú lo sabías, ¿verdad?
- Sí – dije cabizbaja.
Después de esto, un silencio sepulcral invadió la habitación, solo roto por los sollozos mal disimulados de mi hermano. Le abracé pero se aparto y se fue a su habitación, encerrándose con un portazo.

Me sentía fatal, pero lo había hecho por su bien, ¿o no? Pero… si lo había hecho por él, ¿por qué sentía que me había equivocado en mi decisión de ocultarle todo? Sentí abrirse una puerta, muy despacio, luego unos pasos que se dirigían al salón, el crujir de una silla y el de una tapa levantándose. Después de esto la casa se inundó de unas notas bien conocidas por mí: era la canción que mi padre había compuesto a mi madre. Era preciosa, pero muy triste

Cerré la puerta de mi habitación. Me tumbé en la cama, para pensar en nada. Pero la nada no apareció. No podía evitar pensar en Lúa; lo mal que lo estará pasando, en lo sola que estará… sola…

Me levanté de un salto. ¿Cómo no se me ocurrido antes? Ya era hora de que la creyesen. Abrí el armario, me puse el primer pantalón que encontré con una camiseta cualquiera y las zapatillas, me peine el pelo con una coleta y cogí la mochila. Metí ropa, el móvil y gran parte de mis ahorros. Me puse la cazadora y la mochila sobre los hombros, cogí una foto de Lúa con mi hermano y fui al salón. Al verme entrar paró de tocar. Se me quedó mirando como si hubiese visto a un fantasma. Me acerqué al piano y dejé la foto sobre él.
- ¿Piensas quedarte aquí llorando y tocando o prefieres venir conmigo a sacarla de allí?
* * *



viernes, 20 de noviembre de 2009

Saludo a base de introducción

He decidido crear este blog para contar las penurias por las que ha pasado mi amiga Lúa.

La semana que viene publicaré el primer capítulo, y cada semana (intentaré) una nueva actualización!!!!

Gracias a todos por entrar.